domingo, 26 de agosto de 2007

Back to Gaya



Back to Gaya
, de 11 de agosto del 2005.

Back to Gaya es una película hecha en Niedersachsen, esto es, Baja Sajonia, con apoyo económico del Ministerio de Economía de este Land, de lo que queda constancia en la misma cinta que lo dice explícitamente. No es mala, es la mejor cinta europea que he visto el último tiempo. (Ver: The Hitchhikers Guide to the Galaxy)

La película -co-dirigida por Lenard F. Krawinkel y Holger Tappe- está ambientada en dos escenarios: el primero, Gaya, es el paisaje del tipo paraíso vacacional predilecto de los hannoveranos. (Fue hecha en un estudio improvisado en un "colegio para niños difíciles", en Hannover). Muy parecido a Baviera o Austria. Gaya es gobernada por en alcalde, que parece la reencarnación del emperador Francisco José (me refiero al original, no a Karl-Heinz Böhm, el actor de Sissi).

En Gaya "reina" aún el orden, es el sueño alemán de la "sociedad como debe ser". Hay un rey, perdón un alcalde, un héroe nacional, llamado Zino, una hija del gobernador -Alanta- que debe besar al héroe cual final de un torneo medieval. Un inventor y genio, llamado Buu. Y hay un grupo de malos: Zeck, Galger y Brampf, que se parecen mucho a los jóvenes menos privilegiados de la sociedad alemana. A los que en este país se denomina Macker (se pronuncia Maca, no lo repita, no es una palabra que le desee a nadie).

Los gayanos se parecen sorprendente o sospechosamente mucho a los humanos.

La energía, el color, la luz y el sol que brilla sobre Gaya es y emana de una piedra mágica llamada Dalamit. Sin embargo, un buen día, después de que el héroe nacional ganara la carrera de autos que a alguno hará recordar al legendario capitán Meteoro, una de las primeras series de televisión japonesa... alguien roba el Dalamit. Y los tres "malos" de la película -ya mencionados- se van por el túnel tras la piedra.

Los siguen Alanta, la hija del emperador-alcalde-Francisco José. La "joven" decide irse también, en busca de las aventuras prohibidas para una "niña bien", una especie de princesa; pero con ansias de emancipación -esto, lo dice abiertamente- sobre todo en contraste con "sus damas de compañía", absolutamente conformistas y dóciles, que además están vestidas con un traje típico -típicamente femenino- una especie de Dirndl. No se pueden ocultar las reminiscencias hannoveranas del paraíso veraniego alpino.

Tras Alanta, Zino y Buu parten volando -a Zino le encanta volar; a Buu, el vuelo le produce mareos- por el extraño túnel.

Y aterrizan en el escenario número dos, en que todo es lúgubre, sucio, maloliente (escena -muy divertida- de la entrada a Susi Truck Stop por el baño), de gente mala, mal vestida (Fred y Susi) y cínica (los locutores de noticias). Debiéramos reconocer este nuevo escenario porque es, nada menos que nuestro mundo, el mundo de los humanos. Es nuestra realidad cotidiana. Me recuerda a Underworld, otra co-producción europea, filmada -de noche- en la bellísima Praga. Claro que en una versión light propia de película para niños.

Llegados a este mundo, el héroe Zino y su amigo Buu que es un antihéroe empiezan a cambiar paulatinamente de roles. Es como aquello de la quijotización de Sancho y la sanchización (¿se dirá así?) del Quijote.

Pero eso no es todo, poco a poco, descubren la durísima realidad: ellos no son más que los personajes de una serie de televisión creada por un artista al que abandonaron las musas, llamado Albert Drollinger. Ellos no existen realmente, sino en la mente de su creador. El autor ha llegado al capítulo 234 de la exitosa serie y ya no tiene que escribir... no está inspirado, no se le ocurre nada más, ninguna otra aventura en que Zino triunfe, Buu invente algo, los malos pierdan y Alanta bese al héroe.

De alguna manera, es providencial que el más malo de la película, el Profesor N. Icely haya robado el Dalamit, la piedra de la energía. Y que los héroes, los antihéroes y la princesa estén ahora en la tierra de los hombres. Se maneja/conduce por la izquierda, lo que hace pensar que están en Londres, sobre todo cuando visitan a Drollinger, una visita que se parece mucho a la que le hicieran Krawinkel, Tappe y su equipo al gran compositor norteamericano residente en Inglaterra Michel Kamen, quien escribió la música para la película, que es realmente espectacular. Fue grabada en tres días en el prestigioso Abby Road Studios. Kamen murió sin haber escrito el tema para Zino. Lo que tampoco fue un problema insoluble pues, uno de los colaboradores del fallecido compositor, propuso emplear la música que había sido preparada, años antes para Robin Hood, pero finalmente no había sido usada como tema para el príncipe de los bosques de Sherwood y que, en definitiva, se convirtió en el tema del héroe nacional.

Las dificultades que surgen en la tierra de los hombres, hace que los dos grupos se unan en un objetivo común: salvar Gaya. Zeck y Alanta tienen un papel fundamental en lograr esta unión, si bien, en un principio sólo estratégica y por tanto temporal. Pero luego definitiva, duradera y perdurable de vuelta en Gaya.

Poco a poco, Buu se parece a Zino; y los malos dejan de ser malos y se convierten en buenos. Se asiste a una rebelión de los personajes contra el autor, pues han descubierto la libertad y la libre voluntad. Brampf se lo dice a Drollinger en la cara; Drollinger no sabe qué contestar, está sobrepasado por las circunstancias. Se lo ve débil, ya mayor, sin fuerzas y sin ideas. De ahí la importancia de la ultimísima escena de la película en que Brampf habla por teléfono -una línea entre Gaya y el mundo real- y sugiere al Albert Drollinger el argumento para los nuevos episodios de la serie.

Finalmente, Alanta se emancipa y decide por sí misma de quien enamorarse y a quien dar el beso final. No al héroe nacional, sino a Zeck, el ex-looser. Zeck ha permanecido en un segundo plano y no ha querido mostrar su amor por Alanta; pero, en un momento en que todo parece perdido, no es Zino quien la salva de una muerte segura en manos del profesor Icely, sino Zeck.

La emancipación de Alanta no me convence. Es la típica emancipación de la mujer alemana... a medias, sólo libertad para decidir a quién plancha las camisas. Igual se sigue moviendo -coqueteando- como en una película muy antigua de dibujos animados (bidimensionales) frente al chico que le gusta (Zeck). Es sintomático que, pese a todos estos intentos del equipo de Hannover de presentar un modelo de mujer liberada, emancipada, que tome sus propias decisiones, en el equipo de Krawinkel-Tappe (aparte de Vanessa Petruo del ex-grupo de música popular de las No Angels que es la voz de Alanta) no haya habido ninguna mujer. Si piensan que exagero, les sugiero revisar el reparto y ver el making on y los extras del DVD.

La película de Ambient Entertainment es una animación tridimensional. Es lo mismo que hace Pixar, a quien los estudios de Hannover no tienen nada que envidiar. El presupuesto de la película fue menor que el de sus similares de Hollywood pues se usaron tres diferentes programas ya existentes para cada una de las tres fases de la realización. Ambient Entertainment hizo compatibles los programas, su realizadores debieron trabajar para compatibilizarlos. Pero no crearon nuevos programas, lo que abarató mucho los costos, según cuenta el mismo equipo en uno de los extras.

La cara de los humanos, especialmente del profesor Icely (fijarse en cómo nueve los ojos) y de Drollinger (su cansancio está muy bien expresado a través de sus gestos) es un muy buen trabajo revela gran perfección. La representación del paisaje gayano es también fantástica, con un gran amor por los detalles. Si hasta dan ganas de irse de vacaciones a Gaya.

La película no es excesivamente dramática. Según cuenta Krawinkel, quisieron hacer una historia para niños, tan entretenida como La Guerra de las Galaxias, pero apropiada para su edad. La escena que los realizadores consideran el límite del suspenso que puede soportar un niño es aquella, casi al final de la película, en que el profesor Icely -dentro del gigantesco robot salido de una serie japonesa- casi vence a los gayanos. La pelea entre el robot gigante y los diminutos gayanos, sinceramente no es todo lo espectacular o brutal que podría haber sido como para "entusiasmar" a los niños de hoy, acostumbrados a escenas muchísimo más fuertes. Me parece que, por tal razón, la cinta perdió un poco, precisamente por el miedo a asustar a los niños. Miedo, por otra parte, infundado, pero tan propio de la pedagogía alemana.

Los nombres no me gustan, no son ni internacionales, ni tampoco suenan bien en alemán. Buu, Zino, Zeck... No. La ropa de Alanta le parece a mi hijo menor, una propaganda de la revista Stern. Tampoco está bien. La verdad es que la vestimenta de todos deja que desear.

No todos los extras me gustaron. No sé por qué los realizadores, pierden tanto tiempo -en las entrevistas, explicaciones, etc.- comparándose con los norteamericanos. Tal vez sea porque el film fue bastante criticado en Alemania como una "imitación de Hollywood" y quieren guardar la distancia con respecto a los norteamericanos; pero no me gusta la forma en que se expresan de ellos. Y menos que le hablen así a los niños, porque todos los prejuicios contra otros pueblos, etnias o nacionalidades se crean justamente durante esta edad.

Sebastian Höffner, la voz de Zeck, nos dice que la película transmite virtudes (utilizó la palabra Tugend), como la camaradería, el espíritu de equipo, ayudar a los amigos, pienso que tiene toda la razón, incluso me temo que, en algunas partes, llega a ser un poco moralista. Este es el gran valor de la cinta -no me refiero al moralismo, sino a la virtudes- como película infantil y hasta juvenil y, por qué no, como una película para toda la familia.

En suma, una película bonita, que entrega un mensaje positivo y optimista, para toda la familia, no demasiado excitante, apta para niños sensibles.


2 comentarios:

Benita Pérez-Pardo dijo...

Marta, acabo de descubrir tu nuevo blog. Qué haces con el tiempo?, de dónde lo sacas?.

Me encanta el cine!!!!. Te linkeo ahora mismo!!!. Qué bueno!

Marta Salazar dijo...

gracias Benita! Estos son artículos que escribí hace tiempo, sólo los puse aquí.

No sé qué responderte sobre el tiempo, me lo has dicho ya y me dejaste pensando y pensando todo este tiempo,

incluso tengo una foto apropiada para un art. sobre el tiempo; pero no se me ocurre que escribir.

Supongo que, miestras más tengamos que hacer, más hacemos; pero lo que no me gusta es estar mirando el reloj cada cinco minutos y no tener tiempo para las personas...

En mi blog aesyd, te dediqué un art. sobre Momo, si mal no recuerdo, el viernes pasado (o sería el jueves?), sobre el tema tiempo.

Un abrazo fuerte y mil gracias!!!