De 19 de nov. de 2006
No vi esta película, del 2004, en el cine. La vimos ayer en la noche, en DVD, con unos amigos. Una amiga mexicana (mitad siuza, mitad mexicana y que vive en Alemania) me
la había recomendado y ahora le puedo dar mi opinión.
¿Qué les puedo decir? No seré, con respecto a ella, tan severa como los críticos alemanes. Que la calificaron pésimo. No ocultan que su despiadada crítica se dirige más bien a su productor Mel Gibson, al que no perdonan por La Pasión.
Incluso uno de los críticos llegó a descalificar al director Paul Abascal ¡por ser un peluquero! Y qué tiene que ver que haya sido o no peluquero (haber estado en el departamento de make up) antes de ser director.
Considero la película digna de verse. Pero es evidente que tiene algunos problemas... Es un caso de lo que en alemán llamamos Selbstjustiz, esto es, hacerse justicia por su propia mano.
Hay un límite muy claro entre la defensa propia y convertirme en juez de mi propia causa, sentenciando a los demás, que no tienen derecho a defensa.
Es cierto que la prensa de la farádula (la boulevardpresse la llamamos en alemán) es, muchas veces, repugnante. Sí, dije repugnante.
En el film, Rex Harper (el paparazzi principal) explica que, en nuestra sociedad, todos queremos comer carne, pero nadie quiere ser amigo del carnicero.
Lamentablemente tiene bastante razón.
En la cinta, eso sí, se hace una diferencia entre estos hombres sin principios -los últimos cazadores se llaman a sí mismos- y los fotógrafos de las agencias, que toman fotos de acuerdo con los fotografiados (a los que -digo yo- generalmente pagan cuantiosas sumas por mantener la exclusividad). Estos últimos son criticados por los primeros porque sus fotos no son auténticas, no son espontáneas. Sin embargo, Wendell reconoce que algunas de las fotos (de la J.López, dice) con que ganó muchísimo dinero, eran falsas.
Para los paparazzis, lo único importante es el dinero, vender, la fama. Nada más tiene valor alguno.
Ni siquiera el respeto a las personas fotografiadas, ni a sus familias, ni a su esfera personal.
En este caso, el protagonista Bo Lamarie (el regio de Cole Hauser) salta a la fama después de su película, Adrenalina, y es perseguido por un grupo de paparazzis que son realmente -al menos así son presentados en la película- lo peor de la sociedad y que, como dije, están interesados nada más que en ganar dinero, a costa de lo que sea. Dispuestos a mentir, a destruir vidas (incluso físicamente, me refiero al accidente... si la ven, me comprenderán).
Pero, en cierta forma (pese a algún éxito fotográfico o de algún juicio ganado encontra de alguien), los cuatro son unos fracasados, un montón de loosers que pasan por la vida aprovechándose de los demás. Por ej., de Marcy.
Estos paparazzis caen, en realidad en el delito de stalking (se puede traducir como acoso persistente, al parecer en castellano no hay mucho al respecto, la voz en wiki está aún por escribirse) que esperamos tipifiquen pronto en Alemania...
el proyecto está aún en carpeta, porque aquí también hay casos de stalking, no sólo de parte de los paparazzis. Incluso, una película alemana (que no vi) del último año -Barfuß- trata del tema. Ver Offizielle Seite des Bundesjustizministeriums über den Gesetzesentwurf zum Tatbestand der Nachstellung
La acción en la película está muy bien, lo mismo que la fotografía y las actuaciones. Lo que yo le criticaría es más bien moral:
1) el hacerse justicia por sí mismo, lo que está mal (está mal en todo caso, pero aún más si las instituciones estatales funcionan);
2) el hecho de que el detective Burton (Columbo, treina años más tarde) se ponga -en realidad y pese a todo lo que investiga- más bien de parte de Bo;
3) la actitud fría, calculadora y hasta sarcástica de Bo, no puedo creer que se ría -que lo hayan hecho reirse- en situaciones que son objetivamente malas para otras personas.
Es cierto que el stalking es malo, es cierto que la actuación de los paparazzis fue digna de que los metieran a la cárcel, pero de ahí a asesinar a sangre fría a Wendell y a ser responsable de la muerte de Leonard... Hay una diferencia muy grande. (Además de hacer que la culpa por homicidios no cometidos cayera sobre Rex).
Y por último,
4) la defensa de la propia familia no justifica todo.
Para qué les digo que el trabajo de la Dra. Kelly es de lo más ridículo que hay. Y que me dió mucha risa ver a Mel Gibson (al que lo deben tratar pésimo en Hollywood) escribiendo diarios de vida para superar su agresividad y controlar sus arranques de ira.
La última escena (cuando el fotógrafo le dice que está gordo), eso sí, es esperanzadora... porque revela un cambio de actitud de Bo.
Por último, dos ideas más:
1) Me gusta que la película muestre a un hombre público tratando vivir en forma normal, ha sido lo que Schumi (Michael Schumacher) han intentado todos estos años.
2) Si bien, el accidente no nos puede dejar de recordar la trágica muerte de Diana y Doddy, el golpe que recibe Rex más o menos al comienzo de la película, nos hace pensar -a los alemanes, claro que esto no lo mencionan los críticos en este país- en el episodio en que el rey de Hannover, Ernst-August le pegó a un fotógrafo, creo que fue en la feria de Hannover (?), hace unos años.
Si ven la película con niños (más de doce) les aconcejaría que trataran después el tema con ellos.
martes, 28 de agosto de 2007
Paparazzi
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