sábado, 29 de diciembre de 2007

Luther, Lutero


Luther es una co-producción alemana-nortemericana, según leo en "la cajita". No obstante, en la base de datos, dice que es "sólo" alemana.

Filmada fundamentalmente en la Rep. Checa, pero también en Alemania e Italia. Los actores principales son británicos (y un canadiense, Spalatin) y los secundarios, preferentemente alemanes y también británicos, como Molina, que tiene un nombre indudablemente muy inglés y que, no sé por qué, pero me recuerda a Creedence

Es buena, me parece recomendable. Fue financiada por luteranos de todo el mundo y por la Iglesia Evangélica alemana.

Una de las críticas favorables que encontré ayer en Alemania decía "buen teatro evangélico, con muy buenos actores", claro, ver al suizo británico Peter Ustinov (muy bueno lo que dijo en los "extras") es un placer. Fue su última película antes de morir, estaba ya en silla de ruedas.

Aunque, una que vive en un país luterano, sabe que parece que los luteranos o se alejaron mucho de Lutero, al menos en la versión que muestran en la película o que Lutero no fue así: luchando por la libertad y por actuar de acuerdo a su conciencia y libre de ataduras, pensando por sí mismo. Qué quieren que les diga, sus tataranietos de eso, no tienen ya mucho, sino que se han plegado más que ninguna otra confesión religiosa a los dictados de la autoridad estatal.

De partida, cuando comparan (en Roma, en una conversación entre el Papa León "el cazador", Cayetano y Aleander, con este nombre, no pude dejar de pensar en Harry Potter, por Ollivander) a Lutero con Erasmo de Rotterdam, sólo pude esbozar de esbozar una sonrisa.

Erasmo, contra Lutero, defendió la libertad del hombre. Para mí -salvo en su antisemitismo que lo acerca a Lutero, también muy antijudío- Erasmo fue un gran hombre, un renacentista que pensó por sí mismo y amó y defendió la libertad humana.

... a diferencia de Lutero, que pensaba que el hombre había nacido derrotado por completo debido al pecado original e incapaz tanto de ser libre, como de realizar actos meritorios. Por eso, la salvación depende exclusivamente de Dios y quien se salve o quien no, queda entregado por completo a (al capricho) la voluntad divina, que es aleatoria. Por eso, la fe luterana tiene mucho, demasiado de confianza.

Los actos buenos de los luteranos (de)muestran que han sido por Dios elegidos para la Salvación (esto último me lo explicó un amigo teólogo evangélico, QEPD, nada menos que discípulo de Karl Barth, uno de los grande teólogos evangélicos del s. 20, originariamente, eso sí tengo que decirlo, calvinista).

Esto se ve muy claro por ej., cuando Martín entierra a Thomas (entre paréntesis, yo también lo habría enterrado, porque sabemos que una persona que se suicida, no es que rechace a Dios, sino que probablemente, no está en uso de todas sus facultades, sobre todo, cuando es un niño) (1) que pensaba que Thomas se había suicidado porque "lo había vencido el demonio". (Un detalle se les pasó en la película: no se puede dar la absolución a un muerto ya hace horas o días e incluso amortajado).

Y aquí llegamos a otro punto que me llama la atención: las escenas, son muchas y desde que era monje, de esas luchas nocturnas entre él y el demonio me parecen muy raras. No dudo que hayan tenido lugar, teóricamente él mismo habló de ellas, pero son del tipo esquizofrénicas y hacen que me permita poner en tela de juicio toda la personalidad del hermano Martín.

Lo otro que me impresiona es que se hace monje movido por el miedo (ver la primera escena) y fíjense en las palabras de su papá que se lo dice con palabras muy claras. En alemán, sobre todo... Por el miedo y no por el amor... mal fundamento es el miedo, el Angst, tan típicamente alemán.

La relación entre Martín y su papá, parece que era pésima. El papá le reprocha que se haya hecho monje (por miedo, esto se lo dice), en circunstancias que él se había sacrificado por décadas para enviarlo a la Universidad a estudiar derecho (fue donde conoció a Spalatin, el secretario de Federico).

Tal vez es por esta circunstancia que Martín se aferra a Staupitz (¡está muy bien Bruno Ganz!) su confesor y guía espiritual y una especie de superior en el convento agustino. Entre ellos hay una relación de padre e hijo, en él encuentra Martín al padre que no encontró en su papá real.

Importante es lo que le dice Staupitz al joven Lutero: "No es que Dios te odie, es que tú te odias a ti mismo". "No es Dios el que tiene ira contra ti, eres tú el que tiene ira contra Dios".

Él busca a un dios que lo quiera como un padre... como no lo quiere su papá y encuentra a Staupitz. De su mamá... nada, ni una palabra.

Sí, Lutero parece que era absolutamente riguroso (¿o será rigorista la palabra en castellano?) y me parece que mezclaba o confundía -al menos así lo presentan en la película- sus propios problemas, el temor de no salvarse con la Salvación de las almas, en general, por así decirlo. Hay un problema de subjetivismo absolutizante que veo prolongado en Alemania, hasta hoy. Ver La fe es una cosa (sustancia) y no actitud interior

En la película, Girolamo Aleander es el alter ego de Lutero (para hablar en los términos de Joseph Campbell y su viaje del héroe).

Tal como Lutero y como Kajetan von Thiene (que, aunque era italiano, es uno de los principales santos bávaros) quería reformar la iglesia, sabía que la simonía y las disolutas costumbres de los hombres de iglesia (el hermano Martín le cuenta a Staupitz incluso sobre los prostíbulos para sacerdotes que vió en Roma) no podían continuar así. Esto queda muy claro en el diálogo entre Cayetano y Girolamo luego del fallecimiento del Papa que, de haber vivido un poco más, "habría vendido incluso el Vaticano".

Pero la diferencia está en lo que Staupitz dice a Lutero en Worms: "yo te mandé a que reformaras la iglesia, no a que partieras el mundo en dos". A lo que Lutero responde: "cambiar el mundo cuesta", en el sentido que su precio es alto.

En la película se muestra a Cayetano disputando con Lutero, en privado pero algo es algo. Tal vez si hubiese habido más disposición a conversar, a dialogar.

Si Lutero hubiese visto más ejemplos de vida sana... quiero decir santa. Pero claro, si los cardenales eran hechos cardenales aún siendo menores de edad -Aleander se lo representa al mismo Papa León X- sólo por ser de una cierta familia que necesitaba el puesto para influir de tal o cual forma en la política europea y no por mérito pastoral o teológico y/o por santidad. Si no había vocación sino oportunismo, simonía, venta de cargos, nepotismo, etc., etc. No me extraña que la "peste" (como la llama en la peli nuestro gran Carlos V) se haya esparcido por Europa o, al menos, por Alemania y la Rep. checa, Polonia, el Báltico, Holanda, etc. etc. La peste tenía el mejor caldo de cultivo que nos pudiésemos imaginar.

Influyó también el nacionalismo o provincialismo o regionalismo ya naciente. Staupitz manda a Lutero a Roma para que "vea el mundo", dice que le hará bien. Pero al hermano Martín no le gusta el mundo, sólo ama su provincia sajona. Por eso, Staupitz le hace ver que en Leipzig (oh, la peligrosa gran ciudad) también hay simonía y curas que se comportan indebidamente.

La clave está en Federico de Sajonia, dice el Papa León. Y tiene razón, pero Federico no le entrega a Martín. Años más tarde, otro de los príncipes electores sajones se re-convierte al catolicismo sólo para poder ser rey de Polonia... Afortunamente no impone a sus súbditos su nueva religión, sino que los deja en libertad. Gran parte del pueblo de Sachsen retorna al catolicismo y otra parte, no lo hace. Gracias a quienes lo hiceron, tenemos tantos edificios barrocos en Sajonia, por ej., en Dresden. Como info de background, el barroco fue un movimiento típicamente católico que no se compaginaba con la seriedad de los luteranos, que despreciaban el barroco, como un "arte católico".

Karlstadt fue más lejos que Lutero, al igual que Melanchton y, sobre todo, que los campesinos, (yo viví en un pueblo donde había predicado Melanchton).

Lutero vió que su intento de cambiar del mundo se le había ido de las manos, escribió en contra de los campesinos y los nobles (no dudo que algunos hayan estado realmente convencidos de las tesis del hermano Martín) se subieron al carro de los vencedores y mataron entre 50 mil y 100 campesinos (aunque Spalatin le replica que entre los muertos hay también nobles), en un genocidio sin precedentes. Y además, confiscan los bienes eclesiásticos... (lo que queda de los edificios después de destruir las imágenes de los santos).

Por eso, Martín, cuando la ex-monja Catalina de Bora le pide que se case con ella, le responde que sus manos están teñidas de sangre. Al final, igual se casa con ella, dicen que Catalina era terrible... en la película sale algo de ello.

Si Aleander hubiese sabido dialogar y escuchar en vez de hablar y exigir, tal vez (dije tal vez), Martín hubiera sido una especie de Erasmo, de Cayetano o de Teresa de Ávila y no hubiese "partido el mundo en dos", de las heridas de la separación, aún nos estamos recuperando en Alemania que fue, en realidad, lo que Lutero dividió.

Aunque no fue él solo quien lo partió, fue la tozudez del stablishment político-religioso, ayer como hoy y la avidez de los nobles.

Muy buena la música, excelente la ambientación, extraordinario el vestuario.

Exagerada, eso sí, la vestimenta renacentista del matrimonio (boda) entre las ex-monjas y los "jóvenes de Wittenberg". No, en Alemania no creo que haya habido esa ropa de colores, menos aún entre los luteranos de entonces. Vean los cuadros de aquella época, incluso los de Cranach el Viejo (que también aparece en la cinta), no no andaban vestidos así, así andarían los italianos, pero no creo que los alemanes. Una concesión a la belleza que el luteranismo no creo que haya hecho. Pero como concesión cinematográfica, la agradecemos.

Fiennes está muy bien como Lutero, a nadie se le escapará que se ve mucho mejor que el profesor de Wittenberg

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(1) Del (para hablar con Lutero) Catecismo católico romano, cito:

2282 (...) Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida.

2283 No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que El solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida.

2 comentarios:

ayco dijo...

Marta, esta película sí la he visto. Por 2004 o así. La verdad es que me supo a poco. La historia creo que está bien reflejada y leí que se ceñía a la realidad. Los Molina, Ustinov, Carriere y demás estuvieron muy bien. Para mí, flojea Fiennes al que no le va el papel demasiado. Recuerdo algo pero creo que le faltaba tensión. La película es recomendable para quien le interese su vida y sea fan de los biopic. Queda, en mi opinión, un escalón por encima de "Vivaldi, un príncipe en Venecia"

Marta Salazar dijo...

Hola hola!

Vivaldi, no la he visto... me encantaría verla, aunque esté un peldano más abajo que ésta,

sí, tienes razón, estuve pensando y tal vez, como joven monje está bien, pero después... como hombre manduro y famoso, tienes razón!

sí, le falta tensión, pero eso es típico de las películas alemanas o cuasi alemanas...

pienso que se cine a la realidad desde el punto de vista de hoy, pero, por todo lo que he leído a Lutero (en mi casa está lleno de biblias de Luther e incluso tenemos sus obras en no sé cuántos tomos, tal vez publique fotos), tengo la sensación de que la realidad fue más oscura de lo que se muestra en la peli... No fue el Renacimiento italiano...

un abrazo!