domingo, 28 de octubre de 2007

Yours, Mine and Ours - Tuyos, míos, nuestros


Se dice que cada matrimonio, boda o nupcias, me refiero, en todo caso, al acto de contraer matrimonio, tiene tres dimensiones: 1) la sexual, 2) la de la fiesta y 3) la jurídica (cfr. Joan Carreras: "Las bodas: sexo, fiesta y derecho").

En este caso, el "error" de Helen y Frank fue dejar de lado la segunda: la festiva.

Sí, se re-conocieron después de décadas de no haberse visto (se habían conocido en la High Schoool, donde habían sido, al parecer, una pareja de enamorados) y se casaron prácticamente enseguida. Sin participar de su matrimonio (dimensión festiva) a quienes más involucrados estaban en el amor de sus padres: a sus hijos.

Sí, ambos eran viudos. Ella, con cuatro hijos propios y seis adoptados y él, con ocho hijos. Aparte de la empleada, bastante peculiar y medio problemática sexualmente, pero esto apenas se aprecia en la película, porque Mrs. Munion tiene un papel más que secundario (terciario o cuaternario en la cinta).

No sostengo que deberían haber obtenido el consentimiento de sus hijos para casarse, no, no se trata de eso. Pero, deberían, pienso yo, haberles hecho participar (o, mejor aún, preparado) de su matrimonio, de su decisión.

Fíjense, por ello, en la escena final de la película.

Ambos, Helen y Frank, tienen razón en algunos puntos. Ambos han educado a sus hijos según un estilo y unas convicciones determinadas y cada uno de los 18 niños estaban "bien educados", a mi modo de ver, al menos. Para mí, una demostración más de lo inútil y sin sentido que es intentar imponer un estilo único de educación a todos los padres. La verdad es que prefiero la libertad y el pluralismo en educación.

Positivo es que ninguno de los dos demuestre que prefiere a sus hijos antes que a los de su cónyuge. No, en este sentido son bien justos.

Al comienzo, ambos tratan de apoyarse mutuamente frente a los hijos y nunca desacreditar a otro; al final, esto falla, después del plan fraguado por los hijos (especialmente por William) para desacreditar a Helen, frente a Frank y a Frank frente a Helen.

Sin embargo, son los mismos hijos, quienes tomas la decisión de apoyar a sus padres en un segundo intento de ser felices (la frase de Phoebe, "nunca había visto tan feliz a mamá") es la clave para entender la nueva estrategia de los hijos de ambos.

Ellos quieren permanecer juntos, porque han aprendido a quererse y a querer su diversidad. Son por así decirlo, complementarios. Hay un "cerebro en común" (Frank), pero a la vez, "cada uno conserva su propio cerebro" (Helen).

Es una película (para toda la familia) divertidísima y muy ocurrente. Es del 2005, la vi en el cine, en su momento y ayer de nuevo, en DVD y con amigos.

Muy buena, una de las mejores que he visto en los últimos tiempos. Sí, ya sé que es un remake y que el tema es un leit motiv, pero ésta es la que es, de alguna manera, más apropiada a nuestro tiempo, a nuestra sociedad. Más acorde con lo que vivimos.

Les recomiendo no ponerse del lado, ni de uno ni de otro, así lo pasarán mejor y la disfrutarán más.


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