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Entrevista con Stefan Ruzowitzky, guionista y director de "Los Falsificadores"
miércoles, 19 de marzo de 2008
Entrevista con Stefan Ruzowitzky, guionista y director de "Los Falsificadores"
martes, 18 de marzo de 2008
Entrevista con Stefan Ruzowitzky
Queridos amigos de este blog, tengo el honor de presentarles la entrevista -traducida, claro- que el periodista de José M. García Pelegrín hizo al director de la película Die Fälscher o Los falsificadores
Apareció publicada en alemán en: FÄLSCHER, DIE
«Los falsificadores» muestra un capítulo fuera de lo común de la época nazi. ¿Se toparon con dificultades durante la realización?
Por supuesto que la dificultad era el peligro de depreciar el holocausto a una especie de «daño colateral». No me hubiera atrevido a presentar el horror cotidiano en un campo de concentración, pues siempre me había dicho a mí mismo: «Eso es algo que no se puede filmar”. Por eso me interesó contar una historia «diferente», la historia de un grotesco enclave en medio de un campo de concentración. En todo caso, siempre tuve muy claro que la película sería altamente política. Por eso mismo, intentamos no exagerar nada. La mesa de ping-pong, por ejemplo y otros muchos detalles más son auténticos. Ningún guionista se habría atrevido a inventar algo así. Las productoras reaccionaron positivamente frente a esta autenticidad.
¿Se puede decir que ha llegado el tiempo para las figuras «exóticas» que también hubo durante el nacionalsocialista?
Por respeto a las víctimas, hasta ahora muchas cosas no se podían mostrar. Sin embargo, la generación de los culpables y la de las víctimas se está ya extinguiendo. Hoy, el público cinematográfico se compone más bien de la generación de sus nietos. Esto abre nuevas formas de acceso a este intento de superar el horror de lo ocurrido.
¿Le ha ayudado la película a entender mejor esa época?
Sí, sabíamos que nos movíamos en una piscina llena de tiburones, de fuertes emociones. Para no «patinar» en muchas situaciones tuvimos que investigar minuciosamente. Por ello, recomendé a los actores, una y otra vez, que leyeran mucho acerca de este tiempo.
¿Son auténticos los aspectos de comedia de la película?
En este sentido, nos ayudó mucho el hecho que Veit Stübner -el actor que interpreta a «Atze»- proceda de la RDA y haya estado en una cárcel del SED (Partido único de la República Democrática Alemana). Veit nos explicó que «en una situación así, es habitual que se cuenten chistes». Pienso además -aunque sea a otro nivel- lo que ocurre en «Un día en la vida de Iván Denisovich». Al final del «día», el protagonista puede decir que ha tenido, en cierta forma, suerte, pues ha encontrado algo de comer y ha sobrevivido esa jornada.
A dar autenticidad ayudó también el nonagenario Adolf Burger.
Sin duda; fue muy emotivo que los últimos sobrevivientes, Adolf Burger y Jack Plappler, visitaran el rodaje. En realidad, el auténtico Burger era mucho más radical que el que se presenta en la película. En «Los falsificadores», Burger no es la figura principal; el protagonista es Sorowitsch, un falsificador «de profesión», porque me fascinó su figura. Él había estado ya en prisión, como quedó de manifiesto en una escena de la cinta. Sorowitsch o Salomon Smolianoff ¾como se llamaba en realidad¾ era todo lo contrario a los intelectuales burgueses por quienes estaba rodeado. Después de la Guerra se supo que había «descubierto» en Argentina la existencia de obras de «antiguos maestros» de la pintura... ¡Genio y figura!
En su película, se enfrentan dos posiciones que tienen cierta legitimación moral.
Efectivamente; espero que los espectadores se pregunten: ¿cómo me habría comportado yo en una situación así? Salomon Sorowitsch tiene razón. Pero, Adolf Burger también la tiene. Todos están en la razón. De manera que no está claro quién se comporta correctamente. En el fondo, este es el tema de la película. Los sobrevivientes de la «Operation Bernhard» siguen hoy en día sin estar de acuerdo si el oficial de la SS que la comandó, fue un criminal -porque permitió que mataran a seis de los falsificadores- o tal vez, y pese a todo, un héroe, porque salvó la vida de los demás.
¿Es un «final feliz» apropiado para esta película?
El «happy end» definitivo se encuentra más bien al comienzo de la historia. Vemos a un sobreviviente con los bolsillos llenos de dinero y una hermosa mujer del brazo, en la Costa Azul ‘Azur. Pero entonces, este sobreviviente se plantea la cuestión: «¿Hice algo malo?, ¿fracasé moralmente?». De esto trata precisamente toda la película.
Entrevista de José M. García Pelegrín con el guionista y director Stefan Ruzowitzky.
lunes, 17 de marzo de 2008
jueves, 28 de febrero de 2008
Academy Awards 2008 Oscar Best Foreign language Film
¡Qué ganas de ver las demás! ¡Sobre todo Katyn!
Es impresionante como Europa central y del Este, además de Asia Central estuvo tan bien representada en Hollywood.
Vean a Karl Markovics entre el público. Fíjense que la "animadora" no tuvo ninguna dificultad en pronunciar (y ¡correctamente!) en nombre del director austriaco Ruzowitzky. (Bueno, si la marcha más típicamente austriaca se llama Radetzky, no hay de qué sorprenderse, ja ja, es sólo una broma).
martes, 26 de febrero de 2008
Die Fälscher - The Counterfeiters - Los falsificadores
Ayer en la tarde, fui a devolver la película del fin de semana a la mediateca.
Pregunté, sin mucha esperanza, si Die Fälscher estaba disponible. No la había visto nunca en los estantes de las películas nuevas; pero, si la tenían, supuse -erróneamente- que estaba prestada, ya que había ganado el Oscar a la mejor "película extranjera".
Cuál no sería mi sorpresa cuando el chico de la caja -que no conocía la cinta, pese a que siempre comentamos lo que llevo- me dice -luego de consultar la computadora-: "sí, hay una película".
Esto, para que se hagan una idea de lo poco que se conoce esta cinta austriaco-alemana, en Alemania. Es más, los diarios de hoy -tampoco los de ayer- no tienen en su primera página, nada acerca del premio (salvo uno).
Su director, entrevistado en Hollywood por la prensa alemana (cito de memoria) dijo que, en los Estados Unidos, había muchos descendientes de europeos que se vieron envueltos en los acontecimientos, pero que allá se veía el tema desde un punto de vista más fácil de ser tratado. Claro, en Alemania -y parece que en Austria, aún más- la temática campos de concentración y exterminios, es sumamente difícil.
Es un tópico, en sí, difícil, sobre todo cuando este horrible genocidio ha ocurrido aquí. Además, una generación entera calló sobre el tema. Esto fue, en definitiva, una de las causas, uno de los detonantes de la revolución del 68 en los países de habla alemana.
En fin, parece que, con el tiempo, vamos superando el problema y podemos acercarnos racionalmente a esta difícil temática, al menos, a través del cine. Además y aquí entre nos, después de que Dani Levy hiciera su Mein Führer - Die wirklich wahrste Wahrheit über Adolf Hitler, parece que el tema se puede asumir en forma algo distinta a cómo hasta ahora se ha hecho o no se ha hecho. Aunque hay que reconocer que Dani es Dani y no a todos se le permite lo que se acepta o se le permite él.
La película en comento está basada en un libro autobiográfico, escrito por Adolf Burger, concretamente en su obra Teufels Werkstatt = el Taller del demonio. La primera edición, de 1945, está en checo y se llama "El número 64401". Recuerden que en los campos de concentración, no había nombres sino sólo números... Un número muy pequeño que se explica porque él estaba en el comando que recogía el equipaje de los condenados a las cámaras de gas y entre las maletas, bolsos y ropa, había alimentos. En total, contando la obra primigenia y la última, aumentada, de 2006, su libro de Burger cuenta con cinco ediciones.
Burger es interpretado por el berlinés August Diehl (perdonen mi superficialidad, pero, pese a ser el actor que mejor se ve de todos en la película, no puedo dejar de mencionar que se parece al descabezado, al Hesse, en Sleepy Hollow).
Es un comunista dispuesto a morir antes de sacrificar sus ideales y trabajar para los nacional socialistas. No se deja intimidar, es inquebrantable. Estaba casado: Gisela (asesinada cuando, teóricamente, trató de huir de Auschwitz) y él tenían el lema: "Somos prensistas, para multipliar la verdad". La verdad marxista, claro.
Liberado el 5 de mayo, Adolf logró llegar el 20 de mayo de 1945 a Praga. En Popgrad, su pueblo, comprobó que su mamá y su papá habían muerto en los campos de concentración de Ravensbrück y de Sachsenhausen, respectivamente, donde habían sido deportados cuatro semanas antes del término de la guerra.
Burger aún vive y estuvo en Potsdam, en los estudios Babelsberg, revisando la reconstrucción del block 18-19 del campo de concentración de Sachsenhausen
Con todo lo que nos podamos identificar -y admirar- con el idealismo, la valentía y la consecuencia de Burger de la película, y menos -o nada- con su adhesión a la ideología marxista, el protagonista es, en realidad, Salomon Sorowitsch (leo que se llamaba Salomon Smolianoff), interpretado magistralmente por el vienés Karl Markovics. Sally es el verdadero héroe (o anti-héroe) de esta historia. Aunque se ha criticado que la película no tiene héroes...
Un hombre del "bajo mundo", una suerte de "rey de los ladrones" o más bien, "rey de los falsificadores", pero que, como dice la primera mujer con la que se acuesta en la película, no es tan malo como parece.
Fíjense, en esta escena en el local de Berlín, que el "nuevo nazi" Ludwig (el que le pide dinero prestado) es homosexual, al igual que el tipo que lo hizo entrar en el partido. Fíjense además en la mujer del bajo mundo que desprecia a Sally por ser judío y él le dice al "amigo" que se la presentó: "debiera vomitar el champagne, porque es un Rotschild".
Sally vive de la necesidad de los demás, Hans, el joven de la resistencia judía intenta hacerle ver lo que están haciendo "con nosotros". Sally le dice una frase que no deja de ser significativa "los problemas de los judíos se producen porque no se asimilan" (pensé en el muy asimilado Dr. Hahn, del Instituto de crédito de Hamburgo... también en Sachsenhausen). Y le ofrece a Hans hacerle un documento que diga que es más que ario y que desciende de un dragón.
Nótese que Sally fabrica a la mujer que le lleva Hans, un pasaporte argentino, a cambio de que ella se acueste con él... (escena que está demás y hace -esta y otras- que la cinta, lamentablemente, no sea apropiada para niños, pese a que en Alemania está para 12, pero es que en este país, el único criterio para fijar el límite de edad es la violencia y no el sexo). Y en eso, lo descubre Herzog, el funcionario policial que avanza hacia director de un campo de concentración.
Y aquí me tengo que detener para explicarles que todo el personal que "trabajaba" -aunque no se puede llamar trabajo a ello- en los campos de concentración y exterminio, no eran militares alemanes -como algunas veces se piensa, porque llevan uniforme-. No, eran de la SS, el grupo paramilitar del Partido único, del Partido Obrero Nacional Socialista.
Hay una escena en Mauthausen, 1939, una de las primeras. Quien golpea al hombre en el suelo, no es un alemán, sino otro judío, un Kapo. Sobre el Kapo, se vuelve en la escena siguiente, en que se muestra la violencia ejercida por estos mismos judíos encargados de sus compañeros por encargo de los SS. Todos los relatos de los recluidos en los campos de concentración que he leído, hablan de la crueldad de los Kapos. Dr. Klinger es evidentemente una excepción.
Fridriech Herzog (cuyo lema es "cada uno es su propio prójimo", cada uno y su familia, claro), interpretado por Devid Striesow, un actor del Este de Alemania, de la ex-República democrática alemana o, como se decía comúnmente, de la "alemania comunista" había sido comunista (al igual que Roland Freisler, el juez que condenó a Sophie Scholl, quien había sido comisario soviético. No sé, pero los que están arriba, siempre están arriba... da lo mismo en qué régimen).
Las tonterías que dice acerca de la familia, la educación y la llamada Menschenführung (= dirigencia, conducción o liderazgo de las personas es una típica estupidez y es lo que muchas veces hoy también venden por "familia"). Herzog se prepara bien para ocupar un lugar en la sociedad donde le toque vivir después de la guerra. Es de los que siempre estarán arriba, porque siempre servirán al que esté más alto que ellos, al tiempo que patean al que está abajo...
Frau Herzog es intolerable, la típica mujer doble (al igual que su marido) y absolutamente tonta. Pero no les cuento más sobre este personaje y sus tres retoños, típicamente arios.
Herzog vive muy bien, la casa fue probablemente confiscada a algún judío y entregada por un arriendo / alquiler bajísimo a los jerarcas del partido... era la práctica de aquel entonces. Se queja con Sally de que a él lo presionan "desde arriba". Sally negocia el logro de los objetivos que le exigen a Herzog, a cambio de medicina para Kolya Karloff (un joven dibujante, procedente de Odessa, ciudad donde vivía una mezcla increíble de pueblos y etnias), interpretado estupendamente por el actor berlinés Sebastian Urzendowsky
Este es un aspecto que habría que destacar de la película: la amistad, el compañerismo, la lealtad (defensa de Burger por Sally frente a Zilinski (interpretado por Andreas Schmidt). No dejar a nadie en el camino. Desvivirse por los demás, apoyarse mutuamente, pese a las peleas... sobre todo con Burger que, pese a todo su idealismo, no era un hombre fácil.
Adolf acusa a Sally porque se vende a los nazis (por eso le dice "pequeña prostituta"); pero no hay que olvidar que Sally protege y defiende a sus compañeros, en lo que también están empeñados el médico (lema: "sólo si sobrevivimos, los habremos vencido") y también Atze (Veit Stübner, otro berlínes).
Entre paréntesis, Adolf Burger vive un compañerismo o amistad, en el mejor de los casos, de clase (hace acepción de personas) y esto no me parece aceptable, pero está muy de acuerdo con su ideología marxista (se ve claramente en la escena en que desprecia públicamente a la mesa de los "ricos").
A mi modo de ver, la relación entre Burger y Sorowitsch está bien dibujada. No les quiero contar mucho, pero no me parece que Sally sea un vendido o un aprovechador, aunque, sin duda, no rechaza lo que puede tomar (por ej. cuando pinta a los nazis y para los nazis, empezando por el vomitivo de Holst). Una escena que me parece que muestra la posición de los dos hombres es aquella en que les dan la "ropa usada". Sally no la rechaza y se coloca la ropa de hombres que murieron en la cámara de gas, Adolf, no. Él prefiere pasar frío, pero no se la pone.
La música... una cree que está viendo una película argentina, salvo por las operetas (para no escuchar lo que pasa afuera, los golpes, los gritos, los ladridos y los disparos) y por el aria de Loszek (el único religioso del grupo), interpretado por al artista ruso Lenn Kudrjawizki (y el Cielito lindo). Fíjense la insistencia en el tema de Volver No hay grandes orquestas, ni música fenomenal, pero está bien, una buena mezcla, "pega" con la época.
El trailer, pésimo. Un cazabobos. No me extraña que la cinta haya pasado sin pena ni gloria por los cines alemanes. Los trailers son algo que los alemanes, definitivamente, no saben hacer.
Escuchaba una entrevista con el director y libretista, el austriaco (vivió un tiempo en Düsseldorf, por el trabajo de su papá), Stefan Ruzowitzky (una entrevista sobre otra película suya, ¿me lo pueden creer? es que parece que acá nadie pensaba que le darían un Oscar) y él decía que lo que más le importa es la historia... Lo que en mi casa llamamos "el argumento" de la película.
El final... podría haber sido mejor, la verdad es que lo encuentro sin sentido... Tal vez quiera mostrar que la vida es un juego o que el vicio del juego consumirá la vida de Sally. La francesa que le ponen al lado, no me convence en absoluto.
Le deseo lo mejor a Sally, pero me temo que no lo logre...